
Mis problemas, mis actitudes, mis dolores, mis penas, mis malestares, mis millones de errores y yo nos vamos, nos alejamos de vos y de tu vida. Porque parece que queres que sea perfecta y sos un ciego que no reconoce que no existe la perfección, y que nunca la vas a encontrar. No supiste bancar mis cosas y lo entiendo, pero no tenías que agregarme otro problema más como lo hiciste, y eso que sabías un poco como estaba mi situación. Me dijiste que me admirabas, porque siempre parecía contenta. Te dije que lo que hacia era disfrutar lo mayor posible cada una de las oportunidades de la vida, y me respondiste que vos no podías, porque cuando algo te dolía te amargabas y así terminabas tu día. Te aconseje como pude, siempre con una buena intención, fui sincera con vos como me lo pediste y eso empeoró las cosas. No pudiste bancarte la verdad, que es muy dura, no sólo para vos, sino que para mí tambien. Es que no pudiste aceptar que me voy, y no lo hago porque yo lo decidí, sino que vos me obligaste a hacerlo indirectamente. Y te recuerdo, por última vez, que las personas que se quieren no se tratan de la forma que me trataste, porque por más errores que haya cometido, no creo que me merezca las atrocidades que me dijiste. No es fácil aceptarlo con calma y no responderte de mala manera, pero lo pude sobrellevar. Los errores y las fallas, no los cometo sólo yo, mira un poco para adentro y fijate si la equivocada en todo soy yo, si la que empeoró las cosas siempre fui yo y la que te hizo mal a vos fui yo. Fijate quién intento llevar las cosas adelante mientras vos decidías dejar de hablarnos como si nada e ignorarme. Y aunque sepas que las cosas lindas como lo que teníamos no se olvidan, lo intentas igual. Yo te prometo, que nunca jamás voy a ni siquiera intentar ignorar esto que nos hizo tan bien.
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