jueves, 18 de febrero de 2010


¿Qué tengo que hacer? Cuantas veces nos encontramos frente a esa pregunta. Cuando estamos en situaciones incomodas o ajenas a lo normal, aparece la duda. Tomamos caminos correctos o incorrectos, pero siempre hay cosas positivas y negativas. Vamos superando, o no, obstáculos que se presentan, siempre enfrentándonos a la misma pregunta a la hora de avanzar. Un paso en falso, o menos, medio paso fuera de la línea causan un tropezón, y ahí esta otra vez... ¿qué tengo que hacer? Buscamos diferentes salidas, normalmente no optamos por las mejores, pero inevitablemente elegimos. Subimos y bajamos, constantemente, queriendo alcanzar lo más alto; pero no, nunca llegamos. El tema es: ¿llegaremos? la respuesta es: podemos intentar, pero.. ¿alcanzar la perfección? No lo veo tan posible. Mi psicóloga me dijo una vez muy claro: vos queres que todo este en equilibrio, queres que todo este bien, todos los aspectos tienen que estar perfectos para vos, sino no valoras los que están bien... no busques la perfección, busca lo mejor para vos; porque siempre que busques que todo este bien, te vas a concentrar más en lo que está mal, que te angustia, que en lo que está bien, que te alegra. Es por eso, que intento olvidarme del equilibrio perfecto, y voy por mi propio equilibrio personal, que tenga cosas buenas y malas, alegres y tristes, que la balanza se mantenga temblando entre la izquierda y la derecha, sin que se decida por una. Ahora, cuando tengo que preguntarme qué hacer frente a una situación, pienso qué no hacer..