lunes, 4 de mayo de 2009


Sentada en la vereda, bajo la lluvia, me di cuenta de algo. Mis lágrimas son tibias, y ya no me importa estar empapada, sólo puedo pensar en las gotas que caen de mis ojos, son casi tantas como las de la lluvia. Me gustan los días nublados, porque el olor a humedad, el cielo gris, el agua, en todo me puedo reflejar, cada característica de los días grises me recuerda a cada uno de mis rasgos, de mis actitudes. Escalofrío tras otro recorren mi cuerpo, pero yo sólo permanezco sentada, en la vereda, escribiendo. Podría entrar a casa, sentarme adentro calentita, comer algo, pero no. Aquel lugar a veces puede ser acogedor, pero en días como este, el frío se vuelve mi mejor amigo. Y mientras todos se escapan de la lluvia, yo la disfruto, a cada momento un poco más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

MICAAAAAAAAAAELA TE EXTRAÑO
CONCHU TUYA :(