Siendo en este momento, exactamente las cinco de la mañana, lo que más deseo es dormir. Pero no, no puedo. Necesito sacar algo de adentro, algo que me preocupa hace mucho y que cambia mi vida. Antes tenía malos hábitos para sacar las cosas de adentro, y sentía ese falso alivio que cada cual siente al desahogarse de la manera equivocada. Hoy puedo decir que me gustaría salir adelante, y lo digo con la mayor convicción del mundo, aunque también puedo decir que me cuesta, y no creo que a alguien le pueda sorprender que salir adelante a veces se torne bastante dificultoso. Cuando uno quiero algo realmente, de una forma u otra, lo puede conseguir; puede ser cuestión de tiempo, o de voluntad personal. Pero esta vez parece ser diferente, porque no se trata de conseguir algo, se trata de conseguir saber de qué se trata ese algo. Es simple de entender, pero se expresa con palabras “cruzadas”. Para poder sacar afuera algo que nos hace mal, primero tenemos que identificar qué es, para poder identificar qué es, necesitamos entender qué sentimos, y por qué. ¿Por qué? Esa famosísima pregunta sin respuesta alguna. No soy ni la primera ni la última que intenta encontrarle respuesta a esa cuestión, pero tampoco puedo considerarme la primera en encontrar la solución. Personalmente, creo que la solución no existe, creo que mientras más respuestas busquemos, más preguntas vamos a formularnos…llegando así a una confusión eterna y sin contestación alguna. Volviendo al tema, para salir adelante, también necesito un propósito, una meta, un plan, necesito sentirme cómoda conmigo misma, con mi vida, mi todo. Pero hay algo más que necesito (me siento estúpida al pretender conseguir todo lo que necesito…) y se trata de lo desconocido. Pienso que puede ser equilibrio, pero no, porque en momentos en los que mi vida se encontraba en armonía, intenté dejar atrás algunas fallas y no pude, dado que comprobé de esta manera que no se trataba de estar equilibrado. Pude pensar también en amor, ¿amor? En muchas veces tiene que ver, pero esta vez, si no me confundo, no. Quizás algo material… pero para salir adelante, jamás. Siempre doy vueltas sobre las mismas cosas, y a veces hasta prefiero evadirme de estos pensamientos e intentar fingir un estado de prudencia. Pero al fin y al cabo, siempre termino igual. Cada noche que intento descansar, mi mente se plaga de ideologías, teorías, conjeturas, suposiciones, proposiciones… y comienza el momento de reflexión. Pienso y pienso, busco sin encontrar, puedo encender en mí la esperanza de estar bien hasta el momento en el que reflexiono un poco más, y me acuerdo de lo desequilibrada que está mi vida, el desorden de mis cosas, el desastre. Desastre, qué vocablo! La palabra desastre me acompaña cada día, cuando tengo que reconstruir la base de todo. Y cada vez que lo intento, vuelvo a caer en la misma situación, encerrada por asuntos que parecen in solucionables, circunstancias que siento no poder afrontar, pensamientos que de a poco me intentan lastimar. Me pongo a pensar con profundidad en todas las cosas que me impiden mejorar, pero así y todo no logro avanzar. Siempre en la misma posición, o capaz peor. Pero igual, algo prende la lucecita de mi cabeza y logro pensar algo que me saque de esa incómoda posición por un rato y relajarme. En fin, puedo llegar a pensar que aunque no pueda salir adelante del todo, puedo relajarme, tranquilizarme, distraerme… y por un rato hacer de cuenta que ignoro todo, y disfrutar, junto a quienes se merecen mi alegría y de quienes espero felicidad y tranquilidad. Sólo estando en un ambiente sano, puedo dejar atrás los problemas y levantar la cabeza para estar mejor, aunque sea sólo por un par de horas…